… este café de Starbucks. Pero no lo he comprado en Starbucks. Lo reconozco, soy ‘carne de Starbucks’, me aficioné hace años y cuando abrieron las tiendas en España es de los pocos lugares donde puedo ir, sentarme, cerrar los ojos y tener una sensación parecida a estar en el extranjero; el sabor del café, la música que ponen, turistas hablando en inglés y otros idiomas alrededor… por eso cuando entré en un konbini anoche y vi estos cafés de Starbucks a la venta, tuve que probarlos.
El sabor es bastante menos dulce que los otros cafés con leche en botes de plástico que he probado. Es menos cantidad, y mucho más denso – lo cual se agradece, porque por las mañanas se puede meter uno una dosis de cafeina mucho más concentrada, rápidamente. Viene con una pajita, que se pincha en la parte de arriba en la tapa. Aunque pueda parecer que está preparado para calentarse, tiene un dibujo de prohibido microondas en un lado que me hizo desistir de intentarlo.
Actualización: Muchos años después de publicar este artículo, veo que han llegado a España los mismos cafés, con el mismo envase.
Como adicto al café siento estar en desacuerdo contigo por las siguientes razones:
Por no estar servido en porcelana.
Por no ser expreso
y por que me gusta verlo y que su aroma me llegue a la nariz.
Y el mio sin azúcar, gracias.
Seguro que en Japón se puede degustar un auténtico café express no?
Saludos, te debo un café bien hecho.
Claro que se puede degustar un buen café expresso, pero estos tampoco están tan mal. Hay un momento para cada cosa, y uno de estos antes de subir a un tren lleno de peña a las 8 de la mañana viene de perlas para despertarse del todo…
A mi el café es como las mujeres, me gustan casi todos…
Me ha gustado bastante el comentario que has puesto «cuando abrieron las tiendas en España es de los pocos lugares donde puedo ir, sentarme, cerrar los ojos y tener una sensación parecida a estar en el extranjero».
Estoy totalmente deacuerdo, me pasa exactamente lo mismo. El problema es que YA no me gustan los cafés de Starbuks, son caros y la medida mas pequeña me parece digno de «cantidades indurstriales» con lo que el dolor de estómago (o cagalera) lo tengo asegurado. En España lo que no parece que haya calado inclusive en el Starbucks es el compartir mesa/sillones con gente desconocida (y cada uno a su rollo), eso fue una de las cosas que más me agradó la primera vez que pisé un Starbuks