Una de las cosas que me llamó la atención al entrar a vivir a un piso o casa nueva en Japón, es que allí no te entregan la vivienda con cables colgando del techo. Lo normal en España es que al entrar por primera vez a una nueva vivienda, te la encuentres así.
Os voy a explicar por qué esto es realmente sorprendente, aunque hasta ir a Japón y ver cómo hacen lo mismo, nunca me había parado a pensar en esta pequeña salvajada que supone dejar los cables eléctricos colgando tal cual. Como muchas cosas en Japón, se busca la conveniencia y seguridad del usuario.
En España, y me imagino que en prácticamente todo occidente aunque obviamente desconozco si es igual en la mayoría de países, es el usuario de la vivienda el que tiene que, literalmente, buscarse la vida. Eso significa que debe tener una taladradora en casa con varias brocas de diferentes tamaños y una escalera. Luego, tiene que ir a buscar una lámpara que le guste, comprarla y ver que cada una tiene un sistema diferente para conectar los cables eléctricos, como clemas, tornillos y demás. Una vez tiene la lámpara en casa, verá que cada una tiene un sistema de anclaje al techo diferente, generalmente con uno o varios tacos que pueden variar en diámetro, por lo que el usuario tiene que taladrar el techo (y saber hacerlo, porque no siempre es fácil) y también tiene que tener la suerte de que en donde ponen el macarrón con el cable saliendo del techo, no esté al lado de una viga, por ejemplo, que sea metálica o de hormigón y sea imposible hacer un taladro o no sea posible hacerlo fácilmente. Tras poner los tacos en los agujeros de los taladros se conectan los cables y se atornilla la lámpara a los tacos colocados previamente. Si haces todo bien, la lámpara queda conectada y funcionando en el techo.
Pues bien, en Japón uno entra a una vivienda nueva, y en el techo se encuentra esto. Cuando lo vi por primera vez, no entendía qué era.
De hecho, se puede encontrar en diferentes formas. En mi propia experiencia lo que más veo son los de forma circular, con un anclaje más fuerte.
Como puedes ver, tiene dos orificios más grandes en los que se introduce el conector, y luego se gira para que quede anclado.
A veces, lo que se conecta aquí es un pequeño enchufe normal y corriente, al que se puede conectar cualquier cosa o una bombilla con un pequeño cable que tiene una bombilla al otro lado.
En esta otra imagen podemos ver más en detalle este conector. Todas las lámparas que se venden en el mercado vienen con este enchufe ya en su cable, que sólo vale para ese conector.
Así, el resultado es éste… da igual la forma o el tamaño de las lámparas, este enchufe aguanta bastante peso y basta con meter, girar, y sin esfuerzo ninguno, la lámpara queda conectada y anclada perfectamente bien.
Utilizando este sistema, no hace falta taladradora, no hace falta ni bajar el diferencial de la iluminación para poder manipular los cables sin peligro, no hace falta hacer agujeros en el techo, y los cables, de hecho, nunca se ven ni se tocan. Basta con subirse a un taburete, meter el conector, girar, y bajar. Ya está. Es tan sencillo que ahora cuando en España veo los cables saliendo de las paredes y del techo, me parece increíblemente primitivo y también peligroso, no al alcance de todo el mundo. Ojalá pudiéramos importar este sistema en las casas europeas o españolas al menos, estandarizando el enchufe, que, aunque quizás no sea exactamente el mismo, si sea igualmente fácil de utilizar y tan seguro. No comprendo por qué tras tantas décadas de cables en el techo a nadie se le ha ocurrido poner solución a este tema.