Una de las cosas que sorprende de Japón es que a menudo sus infraestructuras son colosales, no sólo en cuanto a dimensiones, sino simplemente porque muchas de ellas son un enorme «sujétame el sake» cuando alguien piensa que no se puede hacer. Es por eso que autopistas unas encima de otras, puentes en lugares inverosímiles o medios de transporte como el Shinkansen en los años en los que empezó, cuando nadie imaginaba cosas así, son posibles. El ejemplo que os traigo ahora es perfecto porque empezó a operar en el año 1970, mucho antes de que yo naciera, y aún hoy en día, deja boquiabierto a cualquier turista que lo vea por primera vez. Se trata de un tren colgante que funciona con un monorraíl y te lleva de Ofuma en Fujisawa, a Kamakura, con su playa y todas las atracciones de Enoshima a sólo un pequeño paseo.
En el vídeo que puedes encontrar sobre estas palabras tienes el trayecto completo. Puedes ver cómo el tren se inclina con la incercia en las curvas, como si fuera un Avión, y cómo las columnas que sostienen el raíl por encima del mismo son realmente altas, llegando a superar en altura ampliamente muchas de las casas que quedan debajo. Es extraño ir en un tren sobrevolando coches, personas, autobuses, jardines… y en medio de todo esto, entrar en túneles a una velocidad considerable y salir de ellos olvidándote que, bueno, debajo no hay ninguna vía. Otro de los puntos interesantes del vídeo es ver cómo el conductor pulsa cada botón, palanca, y cómo señala metódicamente cada uno de los horarios, pasos y comprobaciones de seguridad, para reforzar con memoria visual una tarea que, aunque es repetitiva, es muy importante y de ella depende que todo funcione bien.
Además de eso, se pueden ver otras cosas muy curiosas en el vídeo, como la manera en la que las estaciones se construyen, con dos rieles para que los trenes que vienen en dirección contraria puedan continuar sin interferencias, y cómo las plataformas donde uno se sube o baja están literalmente también en el aire, encima de la calle. Es como un pequeño mundo de fantasía, un homenaje al «¿por qué no?». Tiene 50 años y es una de las principales atracciones turísticas, al menos para mi, que se pueden disfrutar en toda la preciosa zona de Shonan.
Si quieres probarlo, salta a la estación de Ofuna desde Shinjuku, al salir del tren verás indicaciones para tomar el monorraíl. Te recomiendo escuchar el vídeo también, con auriculares, porque el ruido que hace este tren tampoco es el que tiene un tren habitualmente y el audio está grabado con mucha fidelidad.