En uno de mis saltos entre Japón y España, he tenido la gran suerte de haber elegido sentarme a la izquierda, de manera que mi ventana diera hacia el Norte. Pude ver así mi primera aurora boreal, la primera que no veo en un ordenador o por TV, sino en persona… con mis propios ojos. Estas fotos las hice con el móvil porque no tenía nada mejor a mano, y no se ven muy bien por eso, aparte de que el Avión se mueve, y que yo tampoco tengo un pulso perfecto al no o poder apoyarme en casi ningún lado. Pero eso da igual, porque me he llevado el recuerdo.
No pude evitar decir Wow en voz alta y contarle a los desconocidos que había al lado de mi asiento que había un espectáculo ahí fuera. Unos cuantos abrieron la ventanilla también y todos miramos juntos.
Estábamos volando justo en el punto en el que Finlandia da paso al norte de Siberia.
Uno de esos momentos sencillos pero intensos, muy buenos, de maravillarse del planeta en el que vivimos. Es una auténtica pena que precisamente hoy todo esto quede turbado por los lamentables incencios intencionados que se están produciendo en Galicia según escribo esto desde Tokio, algo de lo que me enteré al bajar del Avión.
Por cierto, un consejo de viajero fotógrafo; si haces fotos desde el Avión, o en él, asegúrate de conectar la radio Wi-Fi de tu smartphone, manteniendo el modo Avión. Las Fotos que hagas tendrán datos de altitud, velocidad o posición automáticamente, aunque no conectes a Internet